Los perfumes de famosos constituyen un segmento en la intersección del mercado de masas y el lujo. Sus principales características son la participación de la estrella en campañas publicitarias y el bajo coste del producto, que permite atraer a un amplio abanico de clientes.

El perfume propio es beneficioso para la celebridad tanto desde el punto de vista comercial (los best-sellers de J. Lo y Britney Spears les reportaron, según diversas estimaciones, hasta 100 millones de dólares en las primeras semanas de ventas), como desde el punto de vista estratégico: el lanzamiento de una fragancia personalizada es una buena estrategia de relaciones públicas para popularizar su propia marca. Con la ayuda de un perfume, una celebridad crea un nuevo canal de comunicación con el público, y los fans se acercan más a su ídolo.

El factor de identificarse con el artista favorito funciona; por regla general, el perfume lanzado se corresponde con la imagen de la estrella; por eso las fragancias de artistas musicales suelen tener un sonido de caramelo brillante.

Los fans tienen la ilusión de conocer personalmente al ídolo y la oportunidad de oler como él. Sin embargo, los famosos no siempre participan en la creación de la composición; lo más frecuente es que su papel se limite a vender los derechos de uso del nombre y filmar en la campaña publicitaria.